La extraña levedad del Dr. Gabriel Hetland*
Federico Ruiz Tirado
Al catedrático Gabriel
Hetland habría que aclararle cosas muy básicas de los primeros planos de
nuestro paisaje nacional, o del abecedario de la historia política de una
Venezuela (obviamente que para él no es tan exótica como para los reporteros de
revistas que nacen y mueren en los aviones) que desde 1999, o diez años antes,
en 1989, decidió sublevarse contra la fuerte turbación neoliberal que, al menos
en nuestro país, al tiempo que tenía amigos complacientes que se consensuaban
en torno a la “próspera” idea del
llamado “paquetazo” fondomonetarista que traía ese corrientazo y descartaban al
Presidente de turno, Carlos Andrés Pérez, ya caduco y contra las cuerdas de la
corrupción y que gobernaba para entonces, después de haber sido catalogado como el
“líder del Tercer Mundo” en el ejercicio de su primer reinado en 1973, el de la
Venezuela Saudita, como la carta del imperio norteamericano para llevar a cabo
el macabro plan de re-neocolonización de Venezuela bajo la batuta del FMI y el Banco
Mundial, también se llevó la sorpresa de un pueblo, aunque abatido por la
pobreza y la exclusión, la desesperanza y el engaño, dio rienda suelta a su
musculatura de resistencia y lucha frente a los agentes económicos imperiales.
Que el catedrático
Hetland se cerciore de eso, y del comportamiento de las élites que gobernaban a
Venezuela para ese momento, o lo
recuerde, o si aún conserva algunos apuntes como investigador que es de la
Universidad de Albany de EEUU, o si por casualidad conserva, por su condición
de investigador de estos temas, escritos
del segmento de la memoria colectiva que jamás olvidará ese estropicio, ese
vértigo nacional, entonces sería bien prolija su extensa nota (publicada de
Rebelón) en caso de haber registrado la secuela letal que dejó en Venezuela, en
las familias más empobrecidas y excluidas sobre todo de Caracas, la masacre
ejercida por las fuerzas del orden de la llamada “democracia representativa”
contra un pueblo humillado por una clase política que se adueñó y dilapidó una
gigantesca riqueza proveniente de la renta petrolera. Masacre que nunca fue
investigada por el Almagro de la época; es decir, Doctor Hetland, ese sistema
de elección que usted privilegia al final de su reportaje y con ello se exhibe
un tanto caviloso ante sus lectores al poner en duda el nuevo carácter protagónico
y participativo de nuestro sistema político, de nuestra democracia, ideada por
Hugo Chávez y plasmada letra por letra en la Constitución de 1999, previa una consulta
nacional sin precedentes en la historia republicana venezolana. Constitución
que usted debería estudiar como investigador que dice ser.
Obviamente el susodicho
catedrático hace gala de un desconocimiento monumental de los orígenes de esta
lucha de clases que se vive en nuestra patria. O también puede ser que sean
sólo imprecisiones, saltos de garrocha de los tiempos históricos. Pero, en
ambos casos, es una irresponsabilidad de su parte analizar de reojo la
situación venezolana y una extraña ligereza de Rebelón publicar un libelo tan
extenso como pajuato en un tiempo tan lleno de convulsiones, paréntesis
abiertos y sin cerrar, crisis civilizatorias, profundas, telúricas que vive el
planeta.
El catedrático Hetland
debió primero leer. Buscar los metatextos, no confundir inflación con
especulación, bucear en las aguas profundas y no quedarse flotando en la
superficie como si la historia fuera una piscina de hotel de 5 estrellas. Sabes
usted lo que es una guerra económica o una guerra no convencional?
Veamos: para comenzar, la Asamblea Nacional
nunca ha sido disuelta por órgano alguno del Poder Público, ésta es una
afirmación totalmente irresponsable basada, o en la ingenuidad para dar crédito
a fuentes sesgadas, como Clarín, la Nación o el Nacional, o, en la intención de
hacer verdad una mentira repetida mil veces.
Retirarnos del
Ministerio de colonias de Estados Unidos de Norteamérica (OEA), fue una decisión largamente retardada
en aras de manejar nuestras relaciones diplomáticas a la altura exigida por los
pueblos dignos de Nuestramérica, pero la grosera actitud del servil lacayo
imperialista Almagro, imposibilitó la permanencia de la República Bolivariana
de Venezuela en un organismo fallido por injerencista, violador de toda norma
legal internacional, belicista, e inútil para todo. Afirmar que “esto aumentará
la condición paria” de nuestro gobierno, además de demostrar fehacientemente la
estupidez de quien escribe, ratifica la mala intención con la cual escribe.
Porque si nuestro retiro de la OEA “aumenta nuestra condición `paria`, en la
mente del catedrático Hetland debe reposar la idea (qué bárbaro!) antes de
parias éramos unos vandálicos que caminábamos descalzos a lo largo y ancho de
la tribu.
El haber mandado al
carajo a la OEA, lo único que ratifica es la condición soberana de la República
Bolivariana de Venezuela, su gobierno, y su pueblo, cuya mayoría pacífica,
demócrata y chavista, apoyó tal decisión en rechazo al extorsionista modus
operandi de la Organización de Estados Americanos, porque a los venezolanos no
nos da la gana ser una colonia norteamericana, tampoco a los cubanos.
El caos y la violencia
sembrada desde fuera, han estremecido al país muchas veces en estos últimos
dieciocho años, pero en ningún momento han estado ni siquiera cerca de
destruirlo; el doctor Hetland no se ha percatado de nuestra fortaleza para
defender la Revolución chavista y bolivariana, tampoco se ha dado cuenta de que
no somos mochos ni rengos. ¿Dónde estaba él cuándo el paro petrolero, residiría
en alguna galaxia lejana? Este Gabriel cómo que es el Arcángel de la mediática
occidental; así llama él a los mentirosos de micrófono transnarconacionales.
Según Hetland “La oposición ha demostrado su deseo de
sacrificar las posibilidades de recuperación económica con el fin de lograr la
meta de expulsar al presidente Nicolás Maduro de su cargo”,
otro párrafo de relleno sanitario con piquetes, con sorna, con mirada torva a
la decencia: quienes nos hemos sacrificado bajo la guerra económica que la
oposición fascista junto a los empresarios parasitarios, usureros y rentistas,
nos declaró una vez que Maduro asumió la Presidencia de la República, hemos
sido los millones de venezolanos que
valientemente hemos peleado sin derramar una gota de sangre ajena, la oposición
fascista está infructuosamente empeñada en sacrificarnos para que no logremos
la recuperación económica no dependiente, soberana, antineoliberal que nos
permita conquistar la mayor suma de seguridad social y estabilidad política
para que esta Patria Libre sea una potencia antimperialista.
Para su información, señor
Gabriel Hetland, Julio
Borges no es presidente de la Asamblea Nacional; la Asamblea no ha elegido
Presidente señor Gabriel Hetland, porque
está en desacato contumaz, viola la Constitución, las leyes y se pasa el Estado
de Derecho por los sobacos. También Julio Borges viola todo, está al margen de
cualquier legalidad pues se mantiene -en
público, notorio, flagrante, y mediático-, delito de usurpación de funciones.
La banca transnacional tendrá que demandarlo y requerirlo a la Interpol,
mediante código rojo. Si eso es deriva autoritaria, entonces usted es, o se
hace; mister Hetland.
Lo menguante no es la solidaridad
internacional porque el pueblo mexicano, argentino, brasileño, sirio,
palestino, por nombrar sólo algunos de los pueblos del mundo, agredidos por
USA, no sólo mantienen su solidaridad revolucionaria con la Venezuela de
Bolívar y Chávez, sino que están dispuestos a la hora de la chiquitica a
acompañarnos en cuerpo y alma, a expulsar al invasor imperial extranjero si
acaso se atreve a hollar nuestro sagrado suelo, que además abunda en riquezas
minerales, y en petróleo, por si no lo sabía usted, Doctor Gabriel.
En cuanto a sus dos narrativas,
vamos a dejarlas como tales: narrativas para un guión tontico, soso, repetido,
estrenado en Oriente y remasterizado para cualquier parte del mundo que El
Pentágono codicie para ensayar sus juegos de guerra, sus epopeyas
hollywoodenses, sus actores de carácter, sus Oscars y otras ociosidades de las
cuales usted debe ser adicto para poder escribir, desde lejos, tanta bobería.
El Tribunal Supremo no está
supeditado al gobierno, no repita lo que dice la derecha mundial: es uno de los
cinco poderes públicos y está comprometido con la República, obedece a su
legitimidad constitucional ¿o qué pretende usted, que le sirva a la oposición
fascista, a los guionistas que usted tanto admira en su teoría de “las dos
narrativas”. El gobierno no canceló ningún referendo porque los referendos no
son cancelables por el gobierno, léase usted mismo en voz alta antes de
publicar y se dará cuenta de la sarta de incongruencias que escribe, fíjese en
el significado y el significante de las palabras, tome en cuenta el contexto
desconocido para usted, pregunte, no crea que se las sabe todas no más porque
se lo pasa viendo CNN.
Gabriel Hetland es profesor adjunto de estudios
latinoamericanos en la Universidad de Albany. Su campo de investigación es la
participación, la política y las protestas en América Latina y Estados Unidos. Venezuela
atrapada en una espiral descendente.
Artículo publicado en Rebelión
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